miércoles, 5 de enero de 2011

El efecto de eterno retorno


Después de casi temporada y media, los síntomas que refleja el Madrid de baloncesto se repiten de una forma que no invitan al optimismo. Pasado un primer proyecto hecho con mucha premura que llevó a un evidente fracaso, este segundo no invita demasiado al optimismo. Por una parte la evidente carencia de algún que otro jugador con calidad y carácter que ejerza de aglutinador de una tendencia positiva, excluyendo a Felipe Reyes, no por su carácter, si no porque no es la punta de lanza para los objetivos que se esperan del club más laureado de Europa. Tampoco la elección de ciertos elementos que en otro contexto serían muy interesantes, Prigioni y Garbajosa, y que aquí se antojan como evidentes rémoras tanto en lo deportivo como en lo económico. También inciden en agravar la situación la mala confección de la plantilla, por su evidente falta de tiro exterior, que redunda en la dificultad de los jugadores interiores en obtener un crecimiento acorde en sus expectativas, el paradigma es Tomic. Y si los problemas mencionados son suficientes para no tener una visión demasiado optimista hay que añadir la más importante de todas: la visión por parte de la directiva que la sección es más un problema que una oportunidad para elevar la imagen del club.


Messina, del cual siempre he tenido la idea de ser un entrenador que se maneja muy bien con elementos de una excelsa calidad, y sobre todo de un entendimiento del juego que roza lo sublime, tiene que afrontar la temporada con una línea exterior compuesta de especialistas que entienden el juego de una forma dispar. Por una parte la pareja de bases tiene un déficit defensivo evidente pero su carencia más evidente es que no son entendedores de un concepto global del juego. Sergio Rodríguez pasa por ser un jugador que puede elevar el ritmo de juego por encontrarse muy a gusto en la anarquía e improvisación, pero con una lectura muy pobre del juego en estático. Prigioni, el cual en tiempo pasado podría parecer la respuesta a las carencias antes mencionadas siempre manejó su mejor versión en un equipo con elementos a medida para explotar su cualidades; si fuera un joven de veintipocos años tendría lógica su fichaje como base titular en la pasada temporada, pero por edad y por motivación no deja de ser un complemento para un base con una perspectiva más amplia.


En la posición de escolta el problema sigue latente. Llull es el paradigma de jugador revulsivo. Físico impresionante no destaca en una gran defensa, que palia con mucha intensidad, pero tiene evidentes carencias en seleccionar el ritmo adecuado de juego, una única visión consistente en un ritmo endiablado, y una falta de regularidad en el tiro, pasando por momentos sublimes con rachas totalmente desastrosas. Su compañero, Tucker, es otro jugador que al pasar a un estadio superior en lo que se refiere a los objetivos de su equipo, pasa por ser el mejor tirador exterior del equipo sin ser del todo fiable en este apartado, sumando una carencia en la selección del mismo más que notable. Detrás queda Vidal que pasa de ser un jugador muy importante dentro de un contexto determinado no puede ser más que un jugador residual por su evidente falta de calidad, aunque es encomiable su comportamiento en una situación tan difícil para él.


En la posición de tres llega la buena noticia: Carlos Suárez. Jugador recién fichado pasa por ser el futuro tres referente en la ACB, con permiso de Víctor Claver que parece estar creciendo de una vez de la mano de Pesic. A su determinación, lucha, excelente predisposición en el rebote, ha añadido un sorprendente y fiable tiro de tres. No suficiente para paliar la rémora en el tiro exterior pero con signos de cobrar una gran importancia en cuanto tenga los compañeros idóneos en ese factor, y no como ahora que se antoja imprescindible por la repetida falta del mismo. A su lado Velickovic. Jugador con unas posibilidades inmensas pero con una aptitud en el equipo que deja mucho que desear. Por una parte la evidente falta de sintonía con Messina, de la cual sin elementos suficientes para valorar dejo en empate la culpa en tal circunstancia. Su defensa, su toma de decisiones, su apatía lo hacen más que insuficiente para ocupar la posición que a él le gustaría: la de 4. Siendo un jugador con calidad suficiente para crecer, sólo hay que ver sus actuaciones con la selección serbia, parece empecinado en su actual juego es más que suficiente para ejercer un rango en la plantilla y no en bajar el listón de su vanidad y crecer como jugador importante en un futuro no muy lejano.


La posición de 4 es la mejor cubierta de la plantilla. Por una parte está Felipe, jugador que debe ser el ejemplo para todos de cómo se puede crecer a medida que las condiciones naturales disminuyen por el inexorable paso del tiempo. Ya no es “la bestia parda” de antaño que con poco más de dos metros era capaz de pelear contra cualquier pívot. Ha ido añadiendo un tiro a media distancia que es cada vez mejor sin perder del todo la buena defensa y la capacidad anotadora. A su lado Garbajosa, jugador que si estuviera en plenitud física no sería jugador de ACB, representa el especialista idóneo para un jugador con un rango mayor que el de Felipe o en otra plantilla con otros elementos muy determinantes. Está cumpliendo su papel a la perfección aunque es insuficiente en el contexto actual. Mirotic es el futuro. Aun su edad la calidad que atesora le hace dar pasos de gigante. Aquí, aunque resulte paradójico con lo antes mencionado, la labor de Felipe y Garbajosa se hace imprescindible en los entrenamientos para ir “adoctrinando” a la perla montenegrina.


La posición de 5 es buena pero muchas de sus carencias obedecen a las debilidades estructurales de la plantilla. Fisher es un especialista, un complemento perfecto para un Tomic que en esta plantilla difícilmente dará el salto de calidad que se le presupone. El americano atesora intimidación, velocidad en las transiciones, aunque cierto desdén da una visión de no atesorar esta cualidad. Jugador para 15 minutos que a veces tiene que jugar más por los problemas de su compañero de posición. Tomic está padeciendo el gran problema de tiro exterior de la plantilla. Inmenso en ataque recibe demasiado lejos el balón para hacer daño, y eso repercute en su juego defensivo. Tiene problemas con las faltas y con la consistencia en defensa. También la rémora de la nula defensa en la posición de base hace que deba hacer las ayudas más largas de lo que sería normal. Con lógica a lo expuesto si los problemas estructurales de la plantilla se solucionaran debería crecer como jugador y ser uno de los referentes.


Si el año pasado la posición de tres a priori era la más floja, agravada por la nula defensa en la posición de base, este año el tiro exterior está haciendo daño al juego interior de la plantilla. En definitiva, si la temporada que viene no hay esfuerzo económico por parte de la directiva y se fichan los elementos necesarios, un base con buena lectura de juego y buen defensor, más un dos tirador, los problemas seguirán perennes y las posibilidades reales de luchar por los títulos serán prácticamente imposibles. Mientras algunos jugadores parecerán peores de lo que realmente son y los vaivenes continuarán sin que se vislumbre una solución coherente.

Firmado: Messina E (Foros ACB)

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